La más reciente serie de Netflix, “La adolescencia”, llega en medio de complejas discusiones sociales. Creada por Jack Thorne y Stephen Graham, la historia sigue a Jamie Miller (Owen Cooper), un chico inglés de 13 años que parece un estudiante común, hasta el momento de su arresto.
En lugar de centrarse en el acto violento en sí, la serie explora los eventos y las influencias que conducen a su devastador desenlace. El programa se distingue de los dramas convencionales por su sobresaliente cinematografía: cada uno de los cuatro episodios está filmado como una sola toma continua.
La secuencia del episodio tres, que transcurre durante una sesión con su psicóloga (interpretada por Faye Marsay), es un excelente ejemplo de la fuerza narrativa de la serie, pues encapsula a la perfección su intensidad y profundidad emocional.
Stephen Graham, en el papel de Eddie, el padre de Jamie, ofrece una interpretación simplemente desgarradora. Encara la tristeza y la confusión de un padre que intenta asimilar las consecuencias de las acciones de su hijo.
“La adolescencia” resulta ambiciosa tanto técnica como temáticamente. Su apuesta por la filmación en una sola toma es un logro genuino y su valentía al abordar temas complejos, como las raíces de la violencia juvenil y los factores sociales en juego, la convierte en una obra relevante y necesaria.
Aunque su intento de distribuir la culpa entre múltiples causas puede dejar el mensaje central algo subdesarrollado frente a su impecable ejecución visual, la serie abre una conversación crucial.
¿Vale la pena verla?
Absolutamente.
“La adolescencia” ofrece una perspectiva única sobre un tema desafiante. Si bien algunos episodios se ven limitados por las restricciones del marco de la historia, su cinematografía y sus interpretaciones la elevan, convirtiéndola en otra excelente razón para mantener tu suscripción a Netflix un poco más.
Yo califico esta serie con 4 de 5 Mustangs.